sábado, 14 de agosto de 2010

Los errores de Noé. Libro y dirección Yoska Lázaro Grupo de Teatro a tres velas

Un texto fragmentado, una actuación potente
 
por  María de los Ángeles Sanz y Azucena Ester Joffe

No hubo para toda una generación de jóvenes en la Argentina nada más doloroso que ver morir junto a sus seres entrañables, los ideales que los llevaron en cuerpo y alma a la acción política. Un dolor que en algunos produjo desde la impotencia una resistencia suicida, sujetos románticos de la historia más reciente que a contrapelo de la realidad más oscura, llegaron hasta el final de un destino trágico.

2Hay historias que viven en el imaginario social, a pesar de que la mayoría las niega con la Ley del Punto Final, la ley del olvido obligatorio, aludiendo a la necesidad de seguir como la mujer de Lot sin mirar hacia atrás. Sin embargo, las historias siguen tejiéndose en el aire hasta que alguien las convierte en voz y comienza a narrarlas. Yoska Lázaro construye a partir del plan de Osvaldo Bayer (1), un texto fragmentado, lleno de huecos negros, que el espectador va llenando de a poco, sintiendo sobre sí mismo el peso de tanto silencio. Dos personajes, regresan a tratar de construir lo que ha quedado destruido por la violencia, y un tercero sin lograrlo intenta desde la fuerza de su sola presencia volver a una realidad dolorosa a los otros dos. Gabriela Blanco, tiene la difícil tarea que da expresarse casi desde el no discurso, utilizando todos los matices posibles de la gestualidad, manejando con inteligencia y sensibilidad los silencios, mientras Yamil Chapad y Fernando García Valle ponen en juego, no sólo el discurso y la gestualidad sino un trabajo corporal que acompaña la palabra y la resignifica. Los tres se mueven en un espacio de oscuridad, que es muy bien utilizado por la dirección, donde cada lugar agrega una clave para develar la situación de los personajes. La creencia en la fuerza de la palabra de toda una generación de intelectuales, queda esclarecida en la pertinaz insistencia de Eduardo (Fernando) de convencer a Mario (Yamil) de seguir con el ensayo de la obra para niños que construirá un futuro mejor. Ciego a la invalidez de una propuesta suicida, sordo a los ruegos de su hermana Cristina (Gabriela) y a la evidencia de la muerte de un compañero, Luis; el personaje insiste en su propósito  hasta que el destino de muchos, se hace carne en él mismo y en Mario. La intrusión de los dos personajes, miembros de los Grupos de Tarea, encarnados en Ariel Hernán Pérez y Diego Santos; ejercen con su violencia, la irrupción de la realidad no comprendida, y atraviesa el cuerpo del espectador que se siente violentado como los personajes, inerme ante la furia contenida. La ruptura de la cuarta pared, en el momento que el Grupo de Tarea pide a la platea que se pongan en fila y entreguen documentos, a muchos nos llevó como en una espiral de tormenta hacia una historia dolorosa e inconclusa. El público forma un grupo heterogéneo, que seguramente vivenció de manera diversa la tensión dramática y recuperó los vacíos de la intriga desde ópticas diferentes, pero que no pudo ser indiferente a la conmoción de la violencia sobre el pensamiento, de la muerte sobre la vida. La puesta de Los errores de Noé aúna la calidad estética con la necesidad de la memoria activa sobre un pasado no tan lejano, y más aún porque vive en el aire que respiramos cotidianamente a través de sus consecuencias. Una memoria, necesaria, ejemplificadora cuya dimensión como afirma Todorov es pública, y permite convertir al pasado en lección (2) .

Yoska con apenas 30 años tiene una trayectoria artística importante. Actor, productor y director se ha formado con Raúl Serrano y Ricardo Bartís, en Buenos Aires, y en el Laboratorio de Teatro William Layton, de Madrid; quien comenta:

         Para mí, el teatro era diversión. Ahora, pasado un tiempo, no puedo dejar de ver el teatro (más allá de su aspecto lúdico) como mi herramienta de denuncia (no sé si   denuncia). Como mi herramienta para manifestar mi desacuerdo social, como mi lugar de expresión, donde creo y me hago responsable de lo que hago.

3Esta toma de posición, este lugar que ocupa junto con el resto de profesionales trasciende el mundo ficcional. El silencio, la tensión, la alienación, que experimentamos como público en  la sala teatral, nos acompañó y nos perturbó más allá del tiempo real de la obra. Nos quedó a flor de piel el insistente el temor a “las ratas”, siniestra metáfora de los represores. Tanto como espectadores como testigos de esos dolorosos años, intentamos “coser”, como el personaje, esos retazos del pasado, esos agujeros oscuros de nuestra memoria colectiva. La obra logra recuperar nuestra memoria histórica, porque los sistemas significantes confluyen y los límites se contaminan: la sala resulta opresiva y claustrofóbica según requiere esta propuesta estética; la corporalidad puesta en escena –por la tematica y por el espacio real acotado- que nos compromete; la importancia de lo “no visto” en la extraescena. Actor-espectador, ficción-realidad, vida-muerte, son las dos caras de nuestra cotidianidad.

Ficha Técnica: Autoría: Yoska Lázaro. Actúan:  Yamil Chadad, Fernando García Valle, Gabriela Blanco. Colaboración artística: Ariel Hernán Pérez, Diego Santos. Vestuario y Escenografía: Cecilia García La Gárgola. Realización musical: Marcelo Medina y Fernando García Valle. Diseño gráfico: Sabrina Lara. Prensa: Rafa Tano. Dirección: Yoska Lázaro. Espacio El Fino

(1) “Cuando se supo que Videla iba a pasarle el poder a Viola, el gobierno militar anunció que se recibiría a delegaciones extranjeras.  A mí se me ocurrió que ése  era el momento para que los intelectuales exiliados volviésemos al país de manera sorpresiva. Íbamos a alquilar un avión, y la Iglesia Evangélica  Alemana nos iba a ayudar con el financiamiento. Lo único que nos había pedido era que  en ese retorno nos acompañaran otros intelectuales reconocidos. Nuestra idea era que fueran Julio Cortázar, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Günter Grass y varios otros…” El plan de Osvaldo Bayer.
(2) La memoria colectiva: “se trata de una práctica social que requiere de materiales, de instrumentos y de soportes. Su forma y su sustancia no residen en formaciones mentales y dependen de marcos materiales, de artefactos públicos: ceremonias, libros, filmes, monumentos, lugares” (Hugo Vezzetti, 2002, 32).
(3) Las distintas fuerzas formadas por miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad constituyeron los llamados Grupos de Tarea, y fueron las estructuras medulares de la represión clandestina

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails