sábado, 14 de agosto de 2010

El Nobel del amor, de Mariana Rodrigo (1)

Quién dijo que es el amor

por Azucena Ester Joffe y María de los Ángeles Sanz

4Pocas veces un texto encuentra como la sincronía de una maquinaria de relojería, el actor o la actriz que expresen con la fuerza necesaria las múltiples interpretaciones que encierra. Si esa textualidad es además un monólogo, el desafío es mayor. Pilar Lourenc (2), con su sólo cuerpo por más de una hora, lleva adelante todos los matices de una escritura dura, de una densidad agobiante, que le exige pero también le permite desplegar todos los recursos posibles para darle a las palabras la profundidad que requieren. En la sordidez de un espacio cargado de interrogantes, rodeada de cajas y papeles, el espectador asiste a la presencia extraña y desconcertante de este personaje que pide, exige y a veces pareciera rogar ser reconocida  como un ser sensible capaz de dar y recibir amor. “Un personaje. Un cuerpo atravesado por una o infinitas historias corrientes”, como dice el programa de mano, que nos interpela directamente como voyeur cómplice de esa trama siniestra. Un único personaje que estalla por la complejidad estética del texto, texto que nos es “arrojado” con total profesionalismo. La entonación es parte de la corporalidad puesta en escena, porque tiene que ver tanto con el enunciado como con la enunciación; no existen tiempos muertos, porque el silencio no es ausencia de palabras, sino que es un silencio alienado y alienante. Este monólogo dramático no sólo derriba la cuarta pared,sino que requiere una mayor “comunión” entre el actor y el público. La gestualidad, el efecto de la mirada que mantiene al espectador en un mutismo expectante, produce todos los climas posibles, desde el enigma hasta el temor de descubrir por fin quien es esta funcionaria, y cuál es su tarea. Pilar a partir del adecuado manejo de su voz y de su cuerpo construye el personaje de la ley, el saber está en su poder y con esa mirada –que por momentos nos resulta agresiva- nos induce a seguirla por su mundo sinuoso. Una mujer con más de 16 años de servicios que nos se regala a “ninguna pulseada” y recuerda especialmente a Sol, pero también Ángeles la de rulitos, a Miriam que era un lechón, a Jessica desnutrida…, una mirada patética sobre una realidad que no es ajena a nuestra sociedad. El uso de la pantalla que marca el pasar de las horas, el transcurrir del tiempo, de un tiempo donde el rencor va creciendo ante lo que el personaje considera una injusticia, produce las elipsis que el texto necesita para dar respiro a una intriga que no cesa de golpear al público. El uso de la luz, y el sonido, todo apoya la presencia de la actriz, que no cesa de sorprender con su pregnancia en escena. Fragmentos, instantes de su vida, se unen en ese sótano siniestro donde el personaje se ha construido a sí mismo, donde para sobrevivir se ha inventado una forma, una manera de ser, impermeable, cínica, que le permita permanecer acechada por nuevas formas, nuevas maneras, que finalmente sabe, tomarán su lugar. Y por fin las palabras, las dichas y las silenciadas, las que recuerdan otras voces, otros discursos, tan inquietantes como estos, tan cercanos, tan tristemente cercanos… El Nobel del amor,es un texto que ha conjugado en la dirección de Alejandro Po (3), a través del cuerpo de Pilar Lourenco, una puesta que pone en relieve los valores de la escritura de Mariana Rodrigo, produciendo el efecto requerido por la misma, que logra armonizar recursos, y provoca vértigos.

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Ficha técnica: Autoría: Mariana Rodrigo. Actúa: Pilar Lourenco. Diseño de luces: Santiago Comeron. Diseño sonoro: Santiago Comeron. Diseño gráfico: fatcat.com.ar. Asistencia de dirección: Mariana Rodrigo. Prensa: Pintos&Gamboa. Dirección: Alejandro Pol. Teatro El Bardo

(1) Mariana Rodrigo es una novel dramaturga que además cuenta con una ecléctica formación actoral, que abarca  desde el Match de improvisación junto a Fabio “Mosquito” Sancineto, procedimientos del trabajo de clown, seminarios sobre Barba, y un taller dirigido por Cristina Banegas. Con una carrera en proceso en Artes y otra en Ciencias Sociales, aporta a la dramaturgia actual una textualidad fuerte sin prejuicios ni miedos a las palabras.
(2) Pilar Lourenco es una joven actriz,  de teatro y cine, formada actoralmente con Claudio Quinteros y Martín Salazar, y en el Taller de  Formación actoral del Centro Cultural Rojas. Posee además una impresionante voz, cuidada y trabajada a partir de sus estudios de canto y la participación en coros.
(3) Alejandro Pol es programador de la sala La Bodega del Teatro, además de actor y director de la Compañía Teatral Independiente, La Catalana. Trabajó como actor en la puesta  El Tacañuzo, versión del Avaro de Moliere, dirigido en esa oportunidad por Darío Luchetta, entre otras. Como director, realizó Antífona Furiosa (2004) de Griselda Gambaro y La Amberes (2008) de Luis Cano.

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