sábado, 14 de agosto de 2010

El Ojo del Río (2009) de Norman Briski

"No podría vivir en un lugar en donde las calles no fueran de agua"

por Azucena Ester Joffe y María de los Ángeles Sanz 


La propuesta de Andrés Bailot y el Grupo de Teatro Popular Arroyo Felicaria corporizan al río, le ponen el cuerpo a la vida más allá de las inclemencias del tiempo y del espacio. Saber que se puede llegar en un bote, cruzando el Paraná de Las Palmas cuando una parturienta está a punto de dar a luz. Saber que se puede llegar, cruzando el Delta hasta la calle Corrientes, en el Centro Cultural de la Cooperación -próximamente, con un espectáculo hecho a todo “pulmón”. Dejarse llevar por la corriente del río, abriendo sus aguas como alguna lancha pero no como medio de transporte, sino como la prolongación del cuerpo del isleño. Dejarse llevar por el impulso interior del deseo de hacer teatro, abriendo paso a lo que implica montar una obra pero con un salto cuantitativo: es la primera puesta en escena que ser realiza en el Delta. El Felicaria Fútbol Club, fundado en 1929, es el marco perfecto para que más de 15 lugareños sean la expresión del orgullo de ser isleño. Esta intensidad invade al espectador más allá de lo que para muchos sería algo exótico. A los que vivimos en “tierra firme” nos llevan entre el entramado histórico, social y económico, entre naranjos, ceibos, cañas y mimbres que se deslizan por el río de la memoria oral, colectiva, y el amor hacia las Islas. Isleños no actores “que juegan a ser actores”1 y que son la corporeidad isleña, son El Ojo del Río. Jean Doat afirma que en todo ser existe, el instinto preestético de la teatralidad; el escritor francés en sus trabajos intenta probar la manera natural y espontánea en que el hombre tiende a la expresión teatral, y por otra parte, como el teatro sería el vehículo para perfeccionar esta teatralidad individual, entendiendo el arte dramático en función comunitaria1a dirá: “El teatro ha nacido de la necesidad de expresarse que tenía una comunidad frente a sí misma” ( Castagnino,1967:30) De la misma manera coincide con este pensamiento Jean Louis Barrault, considerando en sus escritores posteriores a la lectura de Jean Paul Sartre que el teatro es para el hombre, afirma: “El hombre y todo lo que es o parece humano en la naturaleza (animismo) es tema del teatro. La materia del teatro es el hombre; el teatro debe hacerse para el hombre (mimetismo) y el objeto social del teatro es también el hombre…” (Castagnino, 1967, 24)
De esta forma, la puesta que el grupo desarrolla con procedimientos sencillos apunta al corazón del espectador y logra captarlo desde la sensibilidad del texto, de la voz y de las acciones de los actores y atravesarlo con ráfagas de memoria compartida, es desde ese lugar que el espectador devuelve el fervor que los actores entregan desde la escena. La esencia del teatro comunitario es la relación de solidaridad que el juego a ser actores impone como teatralización de ese tejido social que sólo sobrevive a partir de las relaciones solidarias. Un tejido social tantas veces cortado, destruido y que es fundamental restituir no sólo en beneficio de las pequeñas comunidades sino para toda la red social. La fuerza que aporta un teatro que profundiza en su carácter gregario, hace posible la realización de todos los sueños, como aquellos que narra su dramaturgia y que se concretaron recordando a Arlt, por prepotencia de trabajo.


Ficha Técnica: El Ojo del río de Norman Briski. Dirección: Andrés Bailot. Gurí/Javier Moyano; Mono, Padre/Jorge Gauna, Gallego de lata/Rodolfo Muñiz; Correntino Malo/Rubén Córdoba; Virge/Valentina Barrós Griffiths; Antonia, hija/Alicia Montegutti; Locutor/Pablo Etchevers; Madre, Ojo del Río/Guillermina Weil; Hilda/ Hilda Benítez; Marica Rivero/Sandra Tomaselli; Canoa/Lucía Cendom; Lancha colectiva/Yamila Belén; La Venida /Silvia Sergi; Hija del Río/Laura Monzón. Música: Joaquín Almanza, Tomás Nine y Lucía Cendom. Sonido e Iluminación: Gerardo Rodríguez, Jesica Rodríguez, Mauricio Córdoba, El Gaucho Luciano Pereyra. Escenografía: Victoria Clements/Rodolfo Munz. Vestuario: Grupo de Teatro Popular Arroyo Felicaria.  

Bibliografía
Castagnino, Rául, H, 1967. Teoría del teatro. Buenos Aires: Plus Ultra.

1 “Los integrantes de una agrupación teatral comunitaria se denominan vecinos – actores, son amateurs en el sentido francés de la palabra porque hacen lo que aman y no perciben dinero por ello. En este sentido es importante destacar, que sin el componente afectivo, el teatro comunitario sería difícil de concebirlo. Sus integrantes reciben talleres y práctica en habilidades técnicas del trabajo actoral, (canto comunitario, técnica vocal, coreografía, habilidades propias de la técnica del payaso, humorismo) de manera de llegar de forma clara y directa al público. Desde su experiencia y el proceso de desarrollo del trabajo artístico y colectivo, cada integrante experimenta, en su respectivo tiempo, el crecimiento de sí mismo y, en consecuencia, el de su entorno”. ( “Teatro anarquista y teatro comunitario”, Tomás Raskin, trabajo inédito) Tomás Raskin, es actor, dramaturgo y director teatral www.tomasraskinactor.blogspot.com
1a Del mismo modo Henri Gouhier en una comunicación para el Centro de estudios filosóficos y técnicos de teatro llevada a cabo en la Sorbona, en marzo de 1950, que denominó ‘De la comunión en el teatro’ afirmaba:
“El teatro es un arte de comunicación. La obra se representa delante de un público, es decir, delante de hombres y mujeres congregados para oír juntos, para ver juntos, para constituir provisoriamente una comunidad…” (15)

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