sábado, 14 de agosto de 2010

El maleficio de la Mariposa, de Federico García Lorca

Noventa años de pura poesía

Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz


El maleficio de la mariposa es la primera pieza dramática escrita por Lorca; presentada por la compañía de Martínez Sierra en 1920, los decorados de la puesta fueron de su amigo Barradas (1), quien pudo influirle con su "clownismo". Durante los años siguientes, el autor, colabora con el poeta Juan Ramón Jiménez, con el músico Manuel de Falla y con los miembros de la SAI (Sociedad de Artistas Ibéricos) firmando el manifiesto de 1925 y de 1932 (2). La puesta que lleva adelante el grupo de actores dirigido por Mario Petrosini en el espacio de Andamio 90, rescata la iluminación de la poesía de Lorca y deja fluir en su lengua romance toda la belleza de las palabras y su maravilla musical en la unión de la acción, la palabra y el sonido armonizador del violín que como otro personaje más ocupa la escena. La soledad que implica un amor más allá de lo posible, de lo aceptado, amar por encima de las convenciones, es la metáfora que recorre el texto y la puesta en esos personajes construidos desde la mirada horizontal de estos pequeños insectos; percibidos desde su propia altura por el poeta, que cargado su lenguaje de comprensión y ternura, siente la fuerza de la lucha por obtener lo imposible. El grupo de actores con pasión por el teatro, amor por el texto y muy buenas actuaciones, logra recrear la atmósfera compleja del pensamiento del autor andaluz, a través del cuerpo y una coreografía que recorre el espacio de ese jardín literario creado por Lorca desde las palabras y recreado por Mario Petrosini desde la puesta por la voz y la multiplicación de un objeto (el paragüas) que desde el símbolo, reproduce a los hongos donde anidan los pequeños animalitos, narran sus vidas, relatan sus conflictos. En el texto espectacular, el ritual está presente en términos de la corporeidad puesta en escena; porque El Maleficio… propone una corporalidad diferente y en ella están presentes elementos que devuelven al cuerpo, su espesor y volumen. En nuestra sociedad de consumo el punto de vista pasa por la revalorización de la imagen del cuerpo socialmente aceptada: juventud, belleza, salud,... en el espacio ficcional el cuerpo de cada actor es construido por encima de su realidad anatómica, creando ese universo de juego, que con la complicidad del espectador se convierte en una comunidad de insectos. Cuerpos perfectamente entrenados que permiten el devenir de la historia; cuerpo “grotesco”, siguiendo a Le Breton, en el sentido de la unión con la naturaleza y con el cosmos, sin el individualismo moderno; como un continuun que une la condición humana del actor y condición animal del personaje (2006: 29-36). Pero, esta posición de ponerse en cuclillas –durante casi toda la representación- no les impide a los actores pronunciar el texto en versos con total naturalidad; mientras el espectador se sumerge en el mundo lorquiano, por demás poético.



Ficha técnica: Autoría: Federico Garcia Lorca. Actúan: Federico Axelrud, Agustín Corsi, Verónica Galeotti, Malvina Montenegro, Carla Palmano, Gabriela Vargas Músicos: Veronica D´amore. Vestuario: Mona Gardon Estecho. Escenografía: Fernando Díaz Iluminación: Fernando Díaz. Musicalización: Veronica D´amore. Asistencia coreográfica: Federico Pérez Gelardi. Asistente de producción: Cintia Igolnikof. Prensa: Tehagolaprensa. Dirección: Mario Petrosini. Teatro: Andamio 90.

Bibliografía
Le Breton David, 2006. Antropología del cuerpo y modernidad. Buenos Aires, Nueva Visión.

Notas
(1) Rafael Pérez de Barradas (Montevideo, 1890-1929) Pintor y dibujante uruguayo, creó un estilo mixto de futurismo y cubismo, que llamó vibracionismo. Sus creaciones más originales son las escenas portuarias y los cuadros de costumbres campesinas. Cultivó también la ilustración y realizó carteles y decoraciones teatrales.
(2) El poeta, en esos momentos, ya ha comenzado a elaborar sus primeros dibujos dentro de un popularismo español realizados, por lo general, con tinta china sobre papel y coloreados. Posteriormente, dibuja dentro de la estética surrealista, al igual que ocurre en su obra literaria como en "Poeta en Nueva York". Muchos de ellos son juegos intelectuales en los que destacan una iconografía a base de clowns, rostros desdoblados, manos cortadas, ojos, peces, animales etc, influidos sobre todo por Dalí.

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